Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. -Juan 3:16

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viernes, 17 de abril de 2015

Cuatro Leyes De La Bendición De Dios.

“Yo te bendeciré... y serás una bendición.” (Génesis 12:2 NVI)

Primera Ley. Nuestras bendiciones deben fluir a otros.
La Biblia nos enseña que nosotros no sólo hemos sido bendecidos para que podamos sentirnos bien, no sólo para poder estar felices y cómodos, sino también para que podamos bendecir a otros. 
¿Cómo puedes bendecir a otros? Al servir en una necesidad, ya sea física o emocional, con apoyo, con ayuda financiera, o consejos prácticos.




Segunda Ley. Cuando bendecimos a otros, Dios cuida de nuestras necesidades.
Dios promete que si nos concentramos en bendecir a otros, él se encargará de nuestras necesidades. No hay casi nada que Dios no va a hacer por la persona que realmente quiere ayudar a otras personas. De hecho, Dios garantiza esta bendición. 
Jesús dice: “Así es —respondió Jesús—, y les aseguro que todo el que haya dejado casa o esposa o hermanos o padres o hijos por causa del reino de Dios recibirá mucho más en esta vida y tendrá la vida eterna en el mundo que vendrá.” -Lucas 18:29 
Cuando te preocupas por ayudar a los demás, Dios asume la responsabilidad de tus problemas. Y eso es una verdadera bendición, porque Él es mucho mejor en el manejo de sus problemas que tú.

Tercera Ley. Nuestras bendiciones para los demás volverán sobre  nosotros.
Cuanto más bendices a otras personas y más ayudas a los demás, tanto más Dios bendice tu vida. Nos dice: 
“Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes”. Lucas 6:38 
Tú no puedes dar más que Dios. Cuanto más intentes bendecir a otras personas en el mundo que te rodea, más Dios dice: “Yo voy a derramar bendiciones sobre ustedes. Vamos a jugar un pequeño juego aquí. Vamos a ver quién va a ganar. Vamos a ver quién puede dar más. Cuanto más bendigas a otros, más te voy a bendecir a cambio.

Cuarta Ley. Cuanto más somos bendecidos por Dios, más se espera de nosotros para ayudar a los demás.
Jesús lo dijo de esta manera en : 
“Dios es bueno con ustedes, y espera que ustedes lo sean con Él. Y así como Él se muestra muy generoso con ustedes, también espera que ustedes le sirvan con la misma generosidad.” -Lucas 12:48

Somos una bendición.
Reflexiona Sobre Esto
Con base en las bendiciones de tu vida, ¿qué dirías que Dios espera de ti?
¿Cuáles son las necesidades alrededor de ti en que puedes usar tus dones para ser una bendición?
-Rick Warren

jueves, 16 de abril de 2015

El Elefante Encadenado

El elefante encadenado

Cuando yo era un chico me encantaban los circos, lo que más me gustaba eran los animales y mi preferido era el elefante. Durante la función la enorme bestia impresionaba a todos por su peso, su tamaño y su descomunal fuerza; pero después de la actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, uno podía encontrar al elefante detrás de la carpa principal, con una pata encadenada a una pequeña estaca clavada en el suelo.

La estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera, apenas enterrado superficialmente; y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo, podía arrancar la estaca y huir.

El misterio era evidente: ¿Por qué el elefante no huía, si podía arrancar la estaca con el mismo esfuerzo que yo necesitaría para romper un fósforo?, ¿ Qué fuerza misteriosa lo mantenía atado?

Tenía 8 años y todavía confiaba en la sabiduría de los mayores, pregunte entonces a mis padres, maestros y tíos, buscando respuesta a ese misterio; no obtuve una coherente. Alguien me explicó que el elefante no escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: y si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna explicación satisfactoria.

Con el tiempo olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo recordaba cuando me encontraba con personas que me daban respuestas incoherentes, por salir del paso, y un par de veces, con personas que se habían hecho la misma pregunta. Hasta que hace unos días me encontré con una persona, lo suficientemente sabia, que me dio una respuesta que al fin me satisfizo: “el elefante no escapa porque ha estado atado a una estaca desde que era muy pequeño”.

Cerré los ojos y me imaginé al elefantito, con solo unos días de nacido, sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento empujó, jaló y sacudió tratando de soltarse y a pesar de todo su esfuerzo no pudo hacerlo, la estaca era muy fuerte para él.

Podría jurar que el primer día se durmió agotado por el esfuerzo infructuoso y que al día siguiente volvió a probar y también al otro,  y al de más allá… hasta que un día, un terrible día, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Dejó de luchar para liberarse.
(Jorge Bucay) 
Muchas personas, tenemos grabado en nuestra mente, recuerdos de nuestros fracasos pasados, pensamientos como "no puedo", "es inútil", "no saldrá bien", "eso no es para mi", "es imposible", "es demasiado difícil", "no me atrevo", y muchos más. Cada vez que estamos por tomar una acción, acuden a nuestra mente con frecuencia; muchas veces sin darnos cuentas que nos quedamos "atados" a esas experiencias y recuerdos, de forma que perdemos nuestra libertad y nos mantenemos, como el elefante, atados a una simple estaca.


Si meditas en la palabra de Dios, cambiará tu destino a un futuro glorioso en Cristo :D
"... Olvidando el pasado y mirando hacia lo que está adelante" Filipenses 3:13
"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" Filipenses 4:13

lunes, 13 de abril de 2015

El Naúfrago

El único sobreviviente de un naufragio llegó a una pequeña isla deshabitada. 
Oraba fervientemente y le pedía a Dios que lo rescatara. 
Todos los días miraba al horizonte esperando la ayuda solicitada, pero ésta nunca llegaba.
Cansado de no tener respuesta comenzó a construir una pequeña cabaña para protegerse y guardar sus pocas posesiones. 
Un día, después de andar buscando comida, regresó y encontró su pequeña choza envuelta en llamas, una columna de humo subía hacia el cielo. 
Por fin logró apagar el incendio y aunque lo peor había pasado, todas sus cosas se habían perdido. Estaba confundido y su ira se desató contra Dios: - ¿Cómo pudiste hacerme esto? gritaba, llorando de impotencia. Abrumado y desconsolado, se quedó dormido sobre la arena. 
De pronto el sonido de la sirena de un barco que se acercaba a la isla lo despertó. Venían a rescatarlo. Cuando por fin llegó a la cubierta del barco, preguntó: -¿Cómo sabían que estaba aquí? Sus salvadores algo extrañados le contestaron: - Porque vimos las señales de humo que nos hiciste...
Es fácil enojarse cuando las cosas van mal, pero no debemos perder la paciencia, porque Dios está trabajando en nuestras vidas y a su hora se va a manifestar. 

“En medio de las penas y del sufrimiento, recuerda que si tu pequeña choza se quema....  puede ser simplemente una señal de humo que surge de la GRACIA de Dios”
Es el momento que Dios está mandando ayuda =D

domingo, 5 de abril de 2015

¿Quien se lleva al Hijo?


Un hombre rico y su hijo tenían gran pasión por el arte. Tenían de todo en su colección, desde Picasso hasta Rafael. Muy a menudo, padre e hijo se sentaban juntos a admirar las grandes obras de arte.








Cuando el conflicto de Vietnam surgió, el hijo fue a la guerra. Fue muy valiente y murió en la batalla mientras rescataba a otro soldado. El padre recibió la noticia y sufrió profundamente la muerte de su único hijo. Un mes más tarde, justo antes de la Navidad, alguien tocó a la puerta. Un joven con un gran paquete en sus manos le dijo al padre: “Señor, usted no me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida. El salvó muchas vidas ese día, y me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala le atravesó el pecho, muriendo así instantáneamente. El hablaba muy a menudo de usted y de su amor por el arte.”

El muchacho extendió el paquete: “Yo se que esto no es mucho. Yo no soy un gran artista, pero creo que a su hijo le hubiera gustado que usted recibiera esto.”
El padre abrió el paquete. Era un retrato de su hijo pintado por el joven soldado. El contempló con profunda admiración la manera en que el soldado había capturado la personalidad de su hijo en la pintura. El padre estaba tan atraído por la expresión de los ojos de su hijo que los suyos
propios se inundaron de lágrimas. Le agradeció al joven soldado y ofreció pagarle por el cuadro.

-“ Oh no señor, yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mí. Es un regalo.”

El padre colgó el retrato arriba de la repisa de su chimenea. Cada vez que los visitantes e invitados llegaban a su casa, les mostraba el retrato de su hijo antes de mostrar su famosa galería.
El hombre murió unos meses más tarde y se anunció una subasta para todas las pinturas que poseía. Mucha gente importante y de influencia acudió con grandes expectativas de hacerse con un famoso cuadro de la colección.

Sobre la plataforma estaba el retrato del hijo. El subastador golpeó su mazo para dar inicio a la subasta. “Empezaremos los remates con este retrato de el hijo. ¿Quién ofrece por este retrato?” Hubo un gran silencio. Entonces una voz del fondo de la habitación gritó: “¡Queremos ver las pinturas famosas! ¡Olvídese de ésta!” Sin embargo el subastador persistió: ¡Alguien ofrece algo por esta pintura? ¿$100.00 dólares? ¿$200.00 dólares?”

Otra voz gritó con enojo: “¡No venimos por ésta pintura! Venimos a ver los Van Goghs, los Rembrants. ¡Vamos a las ofertas de verdad!”
Pero aun así el subastador continuaba su labor: “¡El Hijo! ¡El Hijo! ¡¿Quién se lleva El Hijo?!
Finalmente, una voz se oyó desde muy atrás del cuarto: “¡Yo doy diez dólares por la pintura!” Era el viejo jardinero del padre y del hijo, siendo éste muy pobre, era lo único que podía ofrecer.

“¡Tenemos $10 dólares!, ¡¿Quién da $20?!” gritó el subastador.

“¡Dásela por $10! ¡Muéstranos de una vez las obras maestras!” dijo otro exasperado."

“¡$10 dólares es la oferta! ¡¿Dará alguien $20?! ¿Alguien da $20?”

La multitud se estaba poniendo bien enojada. No querían la pintura de El Hijo. Querían las que representaban una valiosa inversión para sus propias colecciones. El subastador golpeó por fin el mazo: “Va una, van dos, ¡VENDIDA por $10 dólares!”

Un hombre que estaba sentado en segunda fila gritó feliz: “¡Ahora empecemos con la colección!”

El subastador soltó su mazo y dijo: “Lo siento mucho damas y caballeros, pero la subasta llegó a su final.”

“Pero, ¿qué de las pinturas?”

“Lo siento. Cuando me llamaron para conducir esta subasta, se me dijo de un secreto estipulado en el testamento del dueño. Yo no tenía permitido revelar esta estipulación hasta este preciso momento. Solamente la pintura de EL HIJO sería subastada. Aquel que la comprara heredaría absolutamente todas las posesiones de este hombre, incluyendo las famosas pinturas. ¡El hombre que compró EL HIJO se queda con todo!


Dios nos ha entregado a su Hijo quien murió en una cruz hace mucho tiempo. Así como el subastador, su mensaje hoy es: "¡EL HIJO, EL HIJO, ¿QUIÉN SE LLEVA EL HIJO?" Quien ama al Hijo lo tiene todo.

"Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se darán por añadidura" 
-Mateo 6:33
Si tú tomas la decisión como el jardinero de quedarte con Jesús, con Él tendrás toda la colección de bendiciones que Dios tiene preparadas para ti. Van a ser tuyas y nadie jamás te las podrá quitar. Muchos ya lo hicieron, yo lo hice,
y tu... ¿Qué vas a hacer?